Los beneficios de las aguas termales

Las aguas termales son bastante conocidas en todas partes del mundo debido a sus propiedades naturales sanadoras para distintas dolencias y enfermedades.

Entre los beneficios y propiedades se encuentran:
Mejora de los tejidos: el proceso de oxigenación funciona muy bien para la reparación de los tejidos y darles más vitalidad.

Eliminación de toxinas: cuando sube la temperatura corporal, el torrente sanguíneo se acelera y también la oxigenación, provocando la eliminación de toxinas en el cuerpo.

Refuerzo del sistema inmune: debido a los minerales que posee, como el magnesio o el calcio, es posible disminuir los niveles de estrés, liberando hormonas que favorecen el fortalecimiento del sistema inmune.

Disminuye la ansiedad: sumergirse en aguas calientes y sentir todas las propiedades calmantes que ofrecen los minerales, puede disminuir de manera considerable el estrés y la ansiedad, llegando a un estado de completa relajación.

Reduce los problemas de la piel: uno de los órganos que más se beneficia con estos minerales es la piel. Aparte de esto, ir a un lugar con aguas termales que tengan cantidades prudentes de azufre, permite eliminar problemas dermatológicos como la psoriasis, dermatitis u hongos.

En cuanto a recomendaciones, no hay que permanecer más tiempo del que se aconseja en las piletas. Especialmente en aquellas que son cubiertas o que posean el agua muy caliente. La presión que el agua caliente ejerce en la caja torácica provoca que la inspiración sea más sencilla, pero no la espiración. Podría generar fatiga, cansancio o somnolencia.

Evitar tomar demasiados baños de inmersión en un solo día, sobre todo si se padece alguna enfermedad en particular. Los vasos no reaccionan de la misma manera cada vez que se ingresa en las aguas termales, y lo principal que se contraen son los conductos sanguíneos. Cuando esto ocurre varias veces en un período de tiempo corto, podría generar complicaciones.

A pesar de que ofrecen diversos beneficios para la salud, también es bueno tener en cuenta las contraindicaciones que se pueden producir, como por transmisión de enfermedades infecciosas, hipertensión o cardiopatías.

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